En casa de don Pedro se presenta súbitamente don Juan de Guzmán. Viene embozado a fin de no ser reconocido, pues le busca la justicia porque tiempo atrás dio muerte, por celos, a un caballero que encontró al salir de la casa de doña Ana de Lara, su enamorada. El amor hacia doña Ana le hacen volver a Madrid, a pedir refugio junto a su amigo don Pedro, cuya casa es contigua a la de doña Ana. Don Pedro, a su vez, anda por «aquellas mañanas de abril y mayo», en galanteos por el Parque de la ciudad, tras doña Clara, de la que está perdidamente enamorado. El amante de doña Clara es don Hipólito, el más fatuo y maldiciente caballero de todo Madrid, quien le ha prohibido salir al parque, pero doña Clara burla la prohibición disfrazada y cubierta la cara por un sombrero blanco con un velo, haciéndose pasar por otra mujer desconocida de la que el veleta de don Hipólito se enamora al momento. Mientras tanto, doña Ana, entristecida por la partida de don Juan, no sale de su casa sino es para asistir a misa, pero por una serie de malentendidos termina con el sombrerito blanco de doña Clara en sus manos, con lo que don Hipólito cree que la misteriosa desconocida es ella y comienza a galantearla. Don Hipólito solicita de don Pedro que le deje su casa para una entrevista con doña Ana, lo cual pone a don Pedro en un aprieto, entre la amistad de don Hipólito y de don Juan. A partir de este planteamiento del primer acto, la acción se va complicando visiblemente. Doña Ana y doña Clara se visten con el mismo vestido y se cubren el rostro con el mismo sombrero blanco cubierto por un velo, engañando así a don Hipólito, que cuando cree estar doña Clara se encuentra con doña Ana y viceversa. En uno de estos lances se descubre el enredo y se perdona a don Juan, lo que permite que todas las situaciones de la comedia tengan solución.
MAÑANAS DE ABRIL Y MAYO es una deliciosa comedia llena de alegría y vitalidad. Plagada de enredos y confusiones, donde se recrea un Madrid verde y florido, bucólico y sensual, en el que las jóvenes parejas de enamorados se confunden, se evitan, se engañan, se sorprenden, se buscan, y, a veces, hasta se encuentran.
Todo es juego y alegría en este Calderón primaveral y retozón, donde la fuerza de la naturaleza se impone a la reflexión, y los huertos, jardines y bosquecillos de Madrid resultan ser los otros grandes protagonistas de la trama.
Esta pieza, que podríamos calificar de costumbrista, retrata a la perfección las relaciones humanas, sobre todo en lo que al amor se refiere. En su momento fue representada por Margarita Xirgu y también llevada a escena por el inolvidable tándem formado por los maestros Narros y D´Odorico, hace ya más de veinte años, sin que tengamos noticia de que se haya vuelto a representar. Sirva este espectáculo como un humilde homenaje a todos ellos y a su manera de hacer y entender el teatro.
FICHA ARTÍSTICA
Autor CALDERÓN DE LA BARCA
Versión CAROLINA ÁFRICA
Dirección LAILA RIPOLL
Reparto (por orden alfabético)
Don Juan PABLO BÉJAR
Arceo GUILLERMO CALERO
Don Hipólito JOSÉ RAMÓN IGLESIAS
Inés SANDRA LANDÍN
Don Pedro JUAN CARLOS PERTUSA
Doña Ana ALBA RECONDO
Doña Lucía NIEVES SORIA
Doña Clara ANA VARELA
Ayudante de dirección HÉCTOR DEL SAZ
Diseño de escenografía ARTURO MARTÍN BURGOS
Diseño de vestuario ALMUDENA RODRÍGUEZ HUERTAS
Diseño de iluminación LUIS PERDIGUERO
Videoescena EMILIO VALENZUELA
Música y espacio sonoro MARIANO MARÍN
Gerencia YOLANDA MAYO
Producción y equipo técnico TEATRO FERNÁN GÓMEZ. CENTRO CULTURAL DE LA VILLA
Productor ejecutivo JOSEBA GARCÍA
Una producción del TEATRO FERNÁN GÓMEZ CENTRO CULTURAL DE LA VILLA
En colaboración con TEATRO DE MALTA y del FESTIVAL DE TEATRO CLÁSICO CASTILLO DE PEÑÍSCOLA